Ayer se jugó el tradicional torneo de la Semana Grande de Bilbao. Este año, quizá debido a que no había premios en metálico (el campeón se llevaba un ordenador portátil + txapela), las hordas cántabras no se animaron a participar. Nuestro único representante, Alejandro Ruiz, perdió la última partida contra Mario, que se llevó la bicicleta del segundo premio y dejó a Alejandro con una caja de botellas de Ribera de Duero.
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