Ver a un superGM como Svidler perder en menos de 20 jugadas produce un interés algo morboso. Me da no sé qué subir el palo que le acaba de meter Timofeev, pero tranquiliza pensar que, a diferencia de los accidentes en la vida real, sólo se van a producir daños morales... ¡En fin, la actualidad manda!
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